“Poderoso caballero, don dinero”, dice el refrán, y no solo en la vida cotidiana, sino también en la salud. Existe gran evidencia de que el bienestar financiero de una persona puede afectar su salud física y viceversa. Las personas que tienen dificultades económicas tienen menos posibilidades de visitar al médico, de pagar los medicamentos y tomarlos, de comer sano e incluso de hacer ejercicio. Todo repercute en su salud física, pero también sufre la salud mental.
The Financial Health Institute, una organización estadounidense que crea y brinda educación para personas que experimentan estrés económico, define a la salud financiera como “la relación dinámica de los recursos financieros y económicos de cada persona a medida que se aplican o impactan en el estado de bienestar físico, mental y social”.
La salud financiera y el bienestar mental son dos aspectos importantes de nuestras vidas que a menudo se consideran de forma aislada. Sin embargo, ambos conceptos están profundamente entrelazados y juegan un papel crucial en la determinación de nuestra salud y felicidad en general.
El doctor José Sahovaler, médico psiquiatra y psicoanalista. Autor de “La Erótica del dinero”, miembro titular de la APA (Asociación Psicoanalítica Argentina), donde es director del Departamento de Publicaciones, explicó a Infobae que no existe en realidad una enfermedad financiera, sino que lo que puede enfermar es la manera como pensamos y vivimos el dinero.
Es posible sentirse culpable por gastar dinero, incluso si se sabe que puede hacerlo. También sentirse culpable por pedir dinero, aunque se lo necesite (Getty Images)
“No creo que existan enfermedades financieras a menos que uno suponga a la codicia como una enfermedad. Lo que sí existen son los efectos del dinero, de tenerlo y de no tenerlo. El dinero implica una cuota de sufrimiento inherente. El dinero nace como dinero sacrificial, era con lo que se pagaba las víctimas votivas para los sacrificios. Y está chorreando sangre, por decirlo de alguna manera. En ese sentido, el dinero genera efectos psíquicos. No es que exista una enfermedad propia del dinero”, explicó.
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Y agregó: “El que no dispone de dinero, lógicamente sufre por necesitarlo pero el que dispone de él, también la pasa mal: se pregunta si habrá invertido bien, si debe gastar o guardar, envidia al prójimo y muchas otras situaciones. Es como si entregara mi tiempo limitado de vida, solo para sumar más y más. Todos sufrimos por dinero, estamos atravesados por pensamientos sadomasoquistas: aunque lo tengamos, se sufre por él”.
El médico indicó que también hay enfermedades psicosomáticas, “donde existe un pensamiento numérico y donde el dinero es como una especie de representante psíquico del mal procesamiento de los conflictos psíquicos. Pero también existe la codicia, existe la avaricia, existe la envidia. Todo ello enferma y genera patología y sufrimiento”.
El experto agregó que en 2001 hubo muchísimos infartos, “por el estrés y por la manera de pensar el dinero con el cuerpo. Esta homologación del dinero a la pulsión nos lleva, inevitablemente, a postular el efecto corporal, físico, orgánico del dinero. En los pacientes psicosomáticos es habitual ver efectos patológicos del dinero, como un infarto después de perder una suma de dinero, la hipertensión o las patologías dermatológicas”.
Aprender educación financiera es esencial para la toma adecuada de decisiones diarias. El objetivo será mantener la salud financiera y evitar problemas económicos
Billetes y emociones
Según The Financial Health Institute, la salud mental y el dinero están interrelacionados y esto se puede expresar de distintas maneras:
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– Una persona que se siente deprimida es posible que le falte motivación para administrar sus finanzas. Puede que sienta que no vale la pena intentarlo.
– También puede provocarle una breve euforia, por lo que es posible que gaste de más para sentirse mejor.
– Los problemas de dinero pueden afectar la vida social y las relaciones. Es posible sentirse solo o aislado, o que la persona no pueda permitirse el lujo de hacer las cosas que desea.
También el dinero puede producir distintos sentimientos en las personas:
– Es posible sentirse culpable por gastar dinero, incluso si sabe que puede hacerlo. O bien, podría sentirse culpable por pedir dinero, aunque se lo necesite.
– También se puede tener miedo de consultar el saldo bancario o hablar con el banco.
– Es posible sentirse cansado o agotado, especialmente si hace mucho tiempo que se está luchando con problemas de dinero.
El doctor José Sahovaler explicó que no existe en realidad una enfermedad financiera, sino que lo que puede enfermar es la manera como pensamos y vivimos el dinero
Las 5 enfermedades del dinero
Una persona es saludable desde el punto de vista financiero cuando gasta menos de lo que gana, paga sus cuentas a tiempo, posee el dinero suficiente para sus gastos cotidianos, tiene ahorros a largo plazo, mantiene un historial bancario y crediticio limpio, cuenta con seguros adecuados a sus necesidades y tiene un plan de retiro, según la misma institución especializada.
Si estas condiciones no se cumplen, podría estar padeciendo algunas de las siguientes enfermedades relacionadas con el dinero que le impiden tener su economía bajo control.
1. Gastar de más. Cuando una persona no se encuentra bien, es posible que gaste más dinero del que desea o del que puede permitirse. Podría hacerlo para sentirse mejor. Algunas personas describen esto como una sensación de euforia temporal. Puede transformarse en adicción a las compras compulsivas.
2. Adicción al juego: También se puede tener una dependencia que haga gastar dinero. Por ejemplo, si se es adicto al juego. “Se trata del impulso incontrolable de apostar sin importar las consecuencias que eso tenga en la vida. Esto puede estimular el sistema de recompensa del cerebro de forma similar a como lo hacen las drogas ilícitas o el alcohol, lo que genera adicción”, definió la Clínica Mayo y agregó: “La persona con un problema de juego compulsivo, es posible que haga apuestas continuamente que la lleven a perder, agotar sus ahorros y endeudarse. Es posible que oculte su comportamiento e incluso recurra al robo o al fraude para alimentar su adicción”. La entidad afirmó que aunque tratar el juego compulsivo puede ser desafiante, muchas personas que luchan contra este han encontrado ayuda mediante el tratamiento profesional.
La crematomanía o la adicción al dinero es, en realidad, a la acumulación de bienes de cualquier índole
3. Estrés financiero: Según Financial Health Institute, es la condición resultante de eventos financieros y/o económicos que crean ansiedad, preocupación o una sensación de escasez, y está acompañada por una respuesta de estrés fisiológico. “Normalmente, a medida que aumenta este estrés, el estado de salud financiera de una persona disminuye, creando también un efecto perjudicial sobre la salud física. El estrés financiero crónico es la interrelación típica donde la salud física y financiera se impactan mutuamente”. El estrés crónico afecta la capacidad cognitiva, la memoria y el aprendizaje. Aumenta la probabilidad de sufrir alteraciones del sueño y la probabilidad de estrés financiero futuro y/o crónico y/u otras enfermedades relacionadas con el comportamiento, incluidas las cardiovasculares, diabetes y obesidad.
4. Adicción al dinero: Se denomina en psicología crematomanía e implica la acumulación de dinero y bienes de cualquier índole. Este trastorno es difícil de diagnosticar y también de tratar, ya que los síntomas pueden llegar a pasar desapercibidos al inicio. Algunas de sus señales son: las personas piensan en el dinero la mayor parte del tiempo; no disfrutan los logros, porque siempre están pensando en conseguir más; asocian el dinero con la felicidad plena y aprueban o desaprueban a las personas, en función de su economía. Pueden llegar a transgresiones familiares, sociales, judiciales, morales y éticas, de forma recurrente, sin poder controlar por sí solo la conducta y la consecuencia de ella.
5. Abuso financiero: Si alguien impide a una persona tener acceso al dinero, esto podría ser un abuso financiero. También si usa el dinero como una forma de control. A menudo es la pareja la que lleva a cabo el abuso, pero también puede provenir de otras relaciones (por ejemplo, familiares, amigos y cuidadores). El abuso financiero en el hogar, ya sea acompañado de agresión o violencia física, puede hacer que la persona se sienta aislada y atrapada.
Cuando es por parte de un familiar, amigo, pareja o cuidador puede ocurrir si alguien, por ejemplo, saca dinero, cobra una pensión u obtiene un crédito sin el conocimiento o permiso de una persona. El abuso financiero por parte de una pareja puede ocurrir cuando alguien impide a otra persona trabajar o ir a trabajar, a la universidad; pide rendición de cuentas en todo momento o impide el acceso a las cuentas bancarias.
Cómo tener buena salud económica
El doctor Sahovaler indicó: “Para evitar enfermarse por lo que nos pasa con el dinero hay que poder, de alguna manera, aislarse de este mundo donde la valía del otro es pensada sólo en términos cuantitativos de cuánto dinero tiene o cuánto deja de tener. La valía de las personas pasa por muchos otros lugares, no sólo por el auto o la casa o el capital que tiene”.
En algunos casos, para salir del problema es necesaria la consulta psicológica.
El Financial Health Institute aconseja si se tiene problemas con el dinero:
– Contarle a una persona de confianza si se está gastando demasiado o que se están teniendo problemas de salud mental.
– Entregar las tarjetas a alguien de su confianza o guardarlas en algún lugar de difícil acceso.
– Eliminar aplicaciones en las que normalmente se gasta de más o que alienten a gastar.
– A algunas personas les resulta útil evitar por completo las tarjetas de crédito.
Otras recomendaciones son:
– Identificar los problemas y armar un presupuesto. Tener un control de gastos: existen aplicaciones que pueden ayudar.
-Modificar el presupuesto para darle prioridad a las metas que ayudarán a reducir el estrés financiero, controlar los gastos personales y pagar siempre las tarjetas.
– Aprender educación financiera: es esencial para la toma adecuada de decisiones diarias. El objetivo será mantener la salud financiera y evitar problemas económicos.