La práctica de los llamados ayunos o detoxificaciones busca restablecer el sistema de recompensa del cerebro y disminuir la dependencia de actividades que generan una alta liberación de dopamina. Entre ellas se encuentran la alimentación, las interacciones sociales, el ejercicio y el uso de dispositivos digitales.
“El concepto de ayuno de dopamina ha generado interés en los últimos años, pero es fundamental abordarlo con precisión científica. La dopamina es un neurotransmisor esencial para funciones como la motivación, el aprendizaje y la regulación del movimiento, más allá de su relación con el placer inmediato”, la doctora Laura Maffei, miembro de la Sociedad Argentina de Endocrinología y de la Endocrine Society, directora de Maffei Centro Médico e Investigación Clínica Aplicada y autora del libro Alicia en el pais del estrés, a la hora de analizar aquellas situaciones que nos producen las emociones.
“El Dr. Cameron Sepah ha aclarado que su propuesta se basa en el control de estímulos, una técnica de la terapia conductual que ayuda a reducir comportamientos impulsivos o adictivos, como el uso excesivo de redes sociales o el consumo de comida ultraprocesada. Sepah enfatiza que el objetivo no es disminuir los niveles de dopamina en el cerebro, ya que esta sustancia es clave para el funcionamiento del sistema nervioso, sino permitir que el sistema de recompensa recupere su sensibilidad a los estímulos naturales”, agrega Maffei.
En ese contexto, existen intervenciones que abarcan modificaciones en el estilo de vida, la alimentación y el comportamiento, entre otras. En última instancia, también es posible considerar opciones farmacológicas. Dentro de los cambios en el estilo de vida, las 3 claves para hacer un ayuno de dopamina de forma natural, son:
1. Modificaciones en la dieta:
Consumir alimentos ricos en tirosina, un precursor de la dopamina, presente en lácteos, huevos, carnes rojas, nueces y semillas.
Evitar alimentos ultraprocesados, altos en azúcar y grasas, que estimulan en exceso la liberación de dopamina.
2. Restricción de actividades de recompensa inmediata:
Limitar el uso de redes sociales, videojuegos y otras distracciones digitales para evitar la búsqueda constante de estímulos.
3. Aumento de la actividad física:
Priorizar el ejercicio al aire libre, ya que, aunque incremente la liberación de dopamina, permite una mejor regulación del neurotransmisor.
“Ciertas prácticas como la modificación de la alimentación, el aumento de la actividad física y la reducción de la exposición a estímulos digitales pueden favorecer un mayor autocontrol y bienestar”, añade Maffei.
Y sigue: “Se trata de regular ciertos hábitos que pueden generar una estimulación constante en el cerebro. Sin embargo, es importante destacar que no existen evidencias científicas concluyentes que respalden los efectos del ayuno de dopamina tal como se lo presenta en algunas tendencias populares. Lo que sí sabemos con certeza es que generar hábitos saludables y equilibrar la exposición a recompensas inmediatas puede ayudar a mejorar el bienestar emocional y la concentración a largo plazo”.
Qué dice la mayor investigación que existe sobre la felicidad
Dirige el Estudio de Harvard sobre el Desarrollo de los Adultos, una de las investigaciones científicas más extensas sobre el tema. Iniciado en 1938, el análisis siguió a dos grupos de jóvenes: estudiantes de la universidad y adolescentes en conflicto con la ley. Con el tiempo, el estudio incluyó a sus esposas e hijos, conformando una red de participantes que fueron fotografiados, grabados y analizados mediante extracciones de sangre, escaneos cerebrales y estudios genéticos. Tras 85 años de seguimiento, la investigación buscó identificar los elementos clave que contribuyen al bienestar a lo largo de la vida.
El estudio confirma que la salud y las conexiones personales son factores clave para alcanzar la felicidad. Al final de sus vidas, muchos hombres se arrepienten de haber priorizado el trabajo sobre sus seres queridos, mientras que muchas mujeres desearían haber dado menos importancia a la opinión de los demás.
En este contexto, los vínculos y las experiencias resultan más valiosos que los logros materiales. El psiquiatra Robert Waldinger sostiene que el dinero es necesario para la estabilidad financiera, pero advierte que dedicar toda la vida al trabajo puede afectar la felicidad. En su opinión, invertir en experiencias es una mejor elección: “Las mejores cosas de la vida no son cosas. Los bienes materiales llevan a comparaciones, mientras que las experiencias fortalecen los lazos con los demás o permiten conocer nuevas personas”.
El estudio concluye que la felicidad radica en valorar lo inmaterial, cultivar relaciones y dedicar tiempo a lo que realmente importa. Aunque el trabajo y el éxito profesional sean relevantes, es fundamental entender que el dinero debe ser un medio para vivir, no un fin en sí mismo.