En la noche del viernes 14 de marzo de 2025, a eso de las 20:15 (hora local), se registró un colapso en la red eléctrica nacional causado por una falla en una subestación en Diezmero, en los alrededores de La Habana. Este representa el cuarto apagón general en menos de seis meses.
El fallo dejó a gran parte de los aproximadamente 10 millones de habitantes sin energía. Solo se generaban unos 225 MW, lo que representa menos del 10 % de la demanda habitual, con prioridad para hospitales, agua potable y alimentos.
Diversos medios y reportes destacaron que la crisis energética en Cuba se agrava por la dependencia de termoeléctricas obsoletas, escasez de combustible y falta de inversión en infraestructura. Además, se enfatiza el impacto del embargo estadounidense y la reducción de suministros de aliados como Venezuela y México.
Las autoridades implementaron un sistema de «microsistemas»: redes eléctricas locales diseñadas para restaurar gradualmente el suministro. Varios ya operaban en provincias como Guantánamo, Santiago de Cuba, Las Tunas y Pinar del Río. En Sancti Spíritus, más de 200 000 usuarios recuperaron el suministro a través de este mecanismo.