Tal como sucede en Chile, las universidades están cerrando semestre en Costa Rica, así que están aplicando exámenes a sus estudiantes para determinar quién supera o reprueba las respectivas asignaturas.

En este contexto, ocurrió una insólita situación. 18 alumnos de primer año en la Universidad de Costa Rica (UCR) casi pierden un ramo, porque su profesor identificó que utilizaron inteligencia artificial (IA) para rendir una evaluación con preguntas de desarrollo.

Los involucrados acudieron a ChatGPT para desarrollar la prueba. Algo que el docente calificó en redes sociales como «fraude académico«, porque sus alumnos hicieron «plagio» a la mencionada plataforma y «no comprobaron su aprendizaje».

¿Cómo los descubrió?

El caso fue dado a conocer por el propio profesor, Melvin Campos Ocampo, a través de su cuenta de Facebook. Se supone que en la UCR, el uso de la IA puede derivar hasta en la expulsión, lo que ya había sido advertido a la comunidad estudiantil, pero finalmente fue desobedecido.

Lo sucedido provocó en el docente un «enojo apocalíptico«, sentimiento que luego pudo tranquilizar, porque los 18 involucrados «son adolescentes de primer año y por ser su primera falta, decidí no abrirles el proceso disciplinario. Solamente les puse un cero en la evaluación».

Imagen referencial (Freepik)

¿Cómo se dio cuenta del fraude académico?  Campos respondió que las IA «redactan de forma particular, muy automática e impersonal, así que inicialmente es notable, porque el texto se siente raro (…) Pero, además, así como hay IA para escribir, hay otras para detectar textos escritos por IA«, lo que fue utilizado por él.

«Quienes las usaron, creyeron que el fraude era indetectable, pero es bastante fácil de reconocer», agregó en su publicación.

Vuelco en la situación de los estudiantes

Entre los 18 alumnos, hubo quienes se perjudicaron entre sí. Por ejemplo, «en una prueba en parejas, un integrante fue el que usó la IA, sin decirle a su compañera; en otro caso, uno lo usó simplemente para mejorar su redacción».

Con el paso de los días, la situación de los estudiantes infractores dio un vuelco. Melvin anunció que «ninguno de ellos perdió el curso (…) A los 18 les puse cero en su evaluación, pero todos aprendieron de su error, se disculparon y aprobaron el curso«.

«Me encantó justamente esa parte del aprendizaje: entendieron por qué estaba mal lo que hicieron, se arrepintieron y demostraron una estatura ética valiosa para la UCR», remarcó.